miércoles, 28 de enero de 2009

John Updike


Se murió John Updike de cáncer de pulmón. La verdad que no he leído muchas cosas de él -vergüenza de filólogo-, pero sí recuerdo alguna short-story que cayó entre mis manos mientras estaba estudiando la carrera. En aquella época, cuando uno tenía 20 años, era más radical que ahora y Updike era el típico escritor norteamericano, blanco, anglosajón y bastante burgués. Todo eso parecían razones suficientes para leerlo con "desconfianza revolucionaria". Unos pocos años más tarde, Updike sigue siendo igual de burgués, pero yo ya no lo miro con desconfianza. Es más, aquella short-story -al contrario que muchas otras- no se me ha ido de la cabeza: cuenta un día en la vida de la clásica familia acomodada anglosajona. Pero no un día cualquiera, sino el momento en el que los padres reúnen a sus hijos para comunicarles que se van a divorciar. En medio, las infidelidades, la pérdida del deseo, la rutina y el desvanecimiento de la ilusión. Pero lo más curioso quizá es cómo Updike se acerca a sus personajes, cómo el narrador de la historia invade la intimidad de los protagonistas para descubrir al lector la amalgama de sentimientos que se adivinan detrás de ellos. Y así es como nos damos cuenta del gusto por el melodrama que se esconde tras las lágrimas del padre, el goce, el placer ante la imagen de sí mismo llorando, ¿fingiendo?, dando lástima mientras cuenta al mismo tiempo que tiene una amante y va a dejar a su familia. Hay un punto bastante morboso en el relato. Pero Updike no juzga a su personaje. En ningún momento lo llama hipócrita. En todo caso se ríe. Se ríe de sí mismo y de todos nosotros. Como en la foto.

1 comentario:

  1. Atractivo sembalante. A pesar de ser un WASP, dan ganas de leerle, sobre todo después de esta necrológica tan personalizada que nos has colgado en el blog. La verdad es que los estadounidenses tiene algunos estupendos ejemplos de cómo reirse de sus vidas de trinufadores de suburbio con mala leche y ternura: pelis como American Beauty y Litlle Miss Sunshine o (por su puesto), mis queridísmos Simpson y sus secuelas (Family Guy).

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